Cuando pensamos en las relaciones entre hermanos nos pueden venir a la mente las clásicas imágenes de rivalidad entre estos, compitiendo por una justa atención paternal. Pero también sabemos que el conflicto es sólo una parte de la rica relación emocional que se genera entre estos.
Los celos son con frecuencia un elemento en los sentimientos del hijo mayor cuando llega otro. Muchos niños pequeños reaccionan mostrándose exigentes con deseos de no separarse y participan en casos de rebeldía deliberada. Pero también se producen expresiones positivas de afecto y de interés por el bebé.
Debido a la frecuencia e intensidad emocional, las interacciones entre los hermanos son escenarios únicos dónde se desarrolla la competencia social. Las habilidades adquiridas durante la interacción entre los hermanos contribuyen al aprendizaje de toma de perspectiva, a la madurez moral y a la competencia para relacionarse con otros niños fuera de casa. Es más, los vínculos positivos entre hermanos predicen una adaptación favorable, incluso entre los niños de hostiles con riesgo de dificultades sociales.
¿Qué ayuda a fomentar una buena relación entre hermanos?
Un vínculo seguro entre la madre y el bebé y una paternidad cálida hacia ambos niños predice una relación positiva entre hermanos. La educación fría, sin muestras de afecto, está asociada con las antipatías entre hermanos. Cuando los padres son hostiles y coactivos, se fomenta la agresión entre los miembros de la familia.
Los padres con frecuencia comparan los rasgos, habilidades y logros de los hermanos. Cuando se comunican estas evaluaciones a los niños se intensifica la rivalidad con los hermanos. Es probable que el niño que obtiene menos atención paternal, más desaprobación y menos recursos materiales exprese resentimiento hacia un hermano al que se le otorga un tratamiento más favorable. Este hecho se hace más intenso cuanto menos tiempo pueden pasar los padres con los hijos, quizás porque el favoritismo sea más notorio y, por tanto desencadena mayor enfado durante las interacciones con los hermanos. El tratamiento desigual de las madres y de los padres hacia sus hijos favorece el conflicto entre hermanos.
Aunque es imposible tener dos hijos iguales, se deben tratar cómo si lo fuesen.