Nuestros psicólogos infanto-juveniles conocen y tienen en cuenta las diferentes etapas del desarrollo infantil y adolescente a la hora de abordar un problema, ya que por ejemplo no tendrá el mismo significado ni la misma repercusión una rabieta a los 2 años, que a los 8 años, que a los 13 años. Nuestro trabajo consiste en proporcionar diferentes herramientas tanto al niño o adolescente cómo a su entorno: padres, profesores, resto del entorno familiar u otros profesionales implicados.
Nuestros tratamientos se adaptan a las particularidades de cada caso adaptando el estilo y las técnicas más adecuadas a cada niño y cada contexto familiar y educativo.